Ricardo
Martínez García
El
polifacético y creativo director mexicano Guillermo del Toro
presenta en la cinta La Cumbre Escarlata (Crimson Peak, 2015) un
drama de estilo gótico inglés, en el que se conjugan el
romanticismo con algunos oscuros aspectos de la naturaleza humana,
como la depravación y el asesinato, así como ciertos toques de
fantasía y terror.
Edith
Cushing (Mia Wasikowska) es una joven y rica heredera norteamericana
con pretensiones de escritora, que conoce y se enamora de un
decadente aristócrata inglés, sir Thomas Sharpe Baronett (Tom
Hiddleston) quien busca en Norteamérica inversionistas para su mina
de arcilla. Luego de algunas dificultades y sucesos terribles, la
pareja contrae matrimonio y se trasladan a la propiedad de Sharpe, en
alguna zona rural agreste del norte de Inglaterra, donde se encuentra
su derruida pero enorme mansión y su mina.
Edith
pronto se da cuenta de que las cosas no son como se las han querido
mostrar su esposo y su inquietante cuñada, la temible lady Lucille
Sharp (Jessica Chastain), pero lo hace casi demasiado tarde.
En
medio de una extraordinaria escenografía, con un diseño muy al
estilo gótico y manejo de colores muy atractivo, resaltado por una
iluminación muy bien cuidada, Del Toro maneja las situaciones
dramáticas con gran maestría, obteniendo lo mejor del trabajo
histriónico de los miembros del reparto.
Destaca
sobre todo el personaje de Edith Cushing, que recuerda a la valiente
Mina Harker, de la novela de Bram Stocker “Drácula”. Es ella la
heroína de la cinta, que tiene que lidiar no solo con su esposo y
sus problemas financieros, sino con la malévola hermana de éste,
así como con los fantasmas que rondan por la casa sin descanso. La
cinta no es propiamente de terror, pero de acuerdo con lo que propone
Edith al explicar su novela, los fantasmas “son una metáfora” de
las ocultas tragedias que van generando a su paso el par de hermanos,
a iniciativa de Lucille, una auténtica destructora de vidas.
Del
Toro logra una cinta exquisita, tanto visual como dramáticamente,
entretenida, y en la que se hace tributo al cine como un auténtico
séptimo arte, superándose a sí mismo en cada nuevo trabajo, como
lo muestra la evolución fílmica que va de Cronos, El Laberinto del
Fauno y ahora La Cumbre Escarlata. De colección.
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