Friday, November 03, 2006

Las Lunas del Auditorio

Entre la Cultura y el Showbiz
Ricardo Martínez García
La entrega de las Lunas de este año estuvo marcada por algunos buenos espectáculos musicales y por momentos de extravío entre los conductores. Pero también por la queja de directivos de Ars Tempo Producciones ante la Secretaría de la Función Pública, que pide se haga público el documento del Fideicomiso para el Uso y Administración del Auditorio Nacional, para transparentar su manejo.
Mientras son peras o manzanas acerca de si el Fideicomiso es público o privado y si debe rendir cuentas, la celebración se realizó con bombo y platillos, en una especie de autopremiación de la industria del espectaculo en México para y por sus principales artistas que presentan shows en vivo.
La velada estuvo amenizada inicialmente por el grupo Wakal. La pieza que más me llamó la atención fue su versión hiphopera de la clásica cumbia “Muñeca Esquiva” del Tequendama vol. 4, pero su actitud general era la de quien está hecho a la idea de que su presencia sólo era en vía de “mientras comienza la ceremonia”. Desaprovecharon la oportunidad de prender el ánimo de los asistentes, ávidos de ver a Alejandro Fernández y a los chavos de Zoé, limitándose a escucharlos como la música de ambiente de una tienda de ropa.
Los que sí prendieron un poco el entusiasmo, por su alegría y enjundia, fueron los del elenco del musical “Hoy no me puedo levantar”, que recuerda al de Grease, pero con agradables canciones del rock pop de Nacho Cano. Por otra parte, los de Zoé tuvieron buena presentación, con su rock que me recuerda el espìritu juvenil de los Rollings, y su apariencia tipo Oasis.
Hubo situaciones extrañas, como cuando Alejandra Guzmán recibió su reconocimiento de manos de su madre Silvia Pinal y sólo atinó a explicar: “Dicen que la luna es el sol de los tontos, y yo creo que sí”. Una chica a mi lado dijo: “O sea, ¿cómo? No entendí”, y yo tampoco.
Algunos actores fungieron como conductores y fingieron como humoristas, ¿o era al reves?, tales como Martha Higareda, Juan Manuel Bernal y Alberto Estrella. La primera preguntó al alejado público del segundo piso si la veían, “pues soy muy chaparrita”. También dijo: “bueno, pues yo les voy a cantar una canción, no, no es cierto.” Los otros dos actores también quisieron hacer gala de su humor pero con escasos resultados.
Momentos de desconcieto así fueron rápidamente olvidados con las intervenciones del Güiri Güiri, y sus fantásticos pero estrambóticos personajes, como “Beodo de Chiflón” y “Saturnino de la Choya” y sus inventos tecnológicos y científicos. Sin duda Bustamante tiene una natural y muy especial simpatía.
Bryan Adams por su parte, presentó un rock pop muy profiláctico, nada que recordara al alegre y célebre coro de I need somebody, somebody like you. Su presentación pasó sin pena ni gloria. En cambio, la que sí partió plaza con su combinación de jazz de cabaret berlinés y acompasadas armonías a lo Edith Piaf fue la gradiosa Ute Lemper, vestida muy elegante de negro y bombín. Dueña completa del escenario, hizo olvidarnos de que estábamos en un espectáculo organizado por la industria del espectáculo mexicano. Sentí como si me estuviera dando unos besos de castigo.
El momento emotivo lo produjo la entrega de La Luna al compositor José A. Espinoza “Ferrusquilla”, como reconocimiento especial a su carrera. Espinoza es el creador de la mìtica “La ley del monte”, y Ferrusquilla le pidió a Alejandro Fernández -ganador de dos Lunas- antes de retirarse, que le diera gracias a su papá por haberle grabado esa canción. Luego de recibir su galardón al padre de Angélica Aragón le apagaron las luces del escenario cuando apenas bajaba las escaleras.
Esta entrega del 5º premio que otorga el Auditorio Nacional, y que es una réplica y miniatura en cristal de La Luna del escultor Juan Soriano, más que un reconocimiento que surge del gusto de la gente, se trata de un reconocimiento de la industria del espectáculo para la industria del espectáculo a partir de sus propios shows, vía Consulta Mitofsky.
Se premia pues lo que la propia industria del espectáculo, oficial y privada, y todo lo que ella implica, presenta en su propio Circuito de las Lunas, que abarca prácticamente todos los foros importantes

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