Ricardo Martínez García
Tres cintas de reciente exhibición nos muestran aspectos importantes de la historia contemporánea y a los Estados Unidos como el sujeto central en dos de ellas, con elementos críticos y desmitificadores. La Tierra de la Gran Promesa, La Lista Negra y Leones por Corderos son filmes que nos muestran historias de inmigrantes, de judíos en la Segunda Guerra Mundial y de la lucha interna de una periodista y un profesor contra las decisiones de su gobierno, que reflejan hechos históricos con mayor o menor rigor pero que siempre inducen a una reflexión crítica sobre el mundo en el que vivimos, con sus contradicciones y sus virtudes.
La Tierra de la Gran Promesa
Película coproducción italiana, alemana y francesa, ubicada a finales del siglo XIX, La Tierra de la Gran Promesa (Nouvomondo, Emanuele Crialese, 06) narra la historia de Salvatore Mancuso, campesino que desesperado ante la pobreza que vive en su natal Sicilia, acude a un pequeño santuario en la cima de una pedregosa montaña en busca de una señal que decida su futuro.
La señal le llega por conducto de uno de sus hijos: le enseña unas fotos (que su abuela le había pedido quemar por considerarlas malévolas) en las que se muestran –trucadamente- un árbol del cual penden enormes monedas como si fueran sus frutos, o unos gigantescos vegetales en manos de campesinos. ¿Dónde se encuentran tales prodigios? Por supuesto, en América, que es a donde, luego de contemplar las imágenes, decide irse con todo y su familia.
El viaje al nuevo continente es largo y sufrido: cientos de inmigrantes han tenido el mismo deseo de alcanzar la tierra de las grandes oportunidades, y todos viajan hacinados y en confusión dentro del vientre oscuro de un trasatlántico.
Al llegar a la “tierra prometida”, el ingreso no resulta tan sencillo ni fácil. Las autoridades migratorias, siguiendo una política muy específica, los retienen y les aplican exámenes físicos y sicológicos –humillantes para muchos de ellos, pues vulneran su sentido de dignidad- con el fin de determinar su ingreso con base en las habilidades necesarias de trabajo y desarrollo de aquellos a los que acepten como nuevos residentes.
Muchos de los migrantes, es cierto, son personas sin educación, supersticiosas, pero la mayoría va con la ilusión de trabajar y de ser personas de bien. Tal es el caso de Salvatore (Vicenzo Amato), quien cuida de su madre y sus dos hijos e incluso durante el viaje logra apalabrarse con una inglesa para casarse, pero se lleva una desagradable sorpresa cuando le dicen que su madre (la única que verdaderamente se ha dado cuenta de que algo anda mal en las maneras de hacer de los americanos) ha resultado ser “débil mental”, así como su hijo menor no apto para el trabajo, según los resultados de los exámenes practicados.
Ante la disyuntiva que las autoridades le proponen de repatriarlos a todos o sólo a los rechazados, Salvatore ofrece un discurso lleno de sinceridad y sentido común. Les dice que no ve por qué su madre no puede quedarse con ellos si es él quien se hará cargo de ella, además argumenta que no ve problemas puesto que se trata de entrar a La Tierra de la Gran Promesa de trabajo.
En la vida real no han cambiado mucho las cosas: ahora la migración, ya no de italianos y otros europeos sino de mexicanos hacia los Estados Unidos –para no hablar de la de otros latinos o la que realizan africanos y asiáticos hacia Europa- se realiza mayormente de forma ilegal (ante las enormes trabas que representa lo legal) y está acompañada de viajes a través de peligrosos desiertos y de enfrentamientos con los todavía más temibles agentes migratorios, coyotes y asociaciones de minuteman, pero las humillaciones, la explotación, la discriminación siguen tan vigentes como entonces.
No obstante, las necesidades sociales no cubiertas en los países de origen –contra las cuales poco se hace- siguen siendo la raíz perpetua de la migración.
La lista negra
En La Lista Negra, (Zwartboek, 06) el director holandés Paul Verhoeven, conocido por sus cintas Bajos Instintos, Robocop e Invasión y quien durante su infancia atestiguó escenas aéreas de la Segunda Guerra Mundial, nos muestra, a través de un trabajo excelente de fotografía, un clima de confusión, traiciones, lealtades insospechadas y pasiones oscuras que enmarcaron al conflicto bélico.
Rachel Steinn (Carice van Houten) es una judía que vive con una familia cristiana en la Holanda ocupada a fines de 1944, la cual le ha dado protección ante las deportaciones alemanas.
Un día, mientras toma el sol, ve cómo unos aviones bombardean la granja en la que vive la familia cristiana, así que se salva de milagro. Luego, mientras se esconde en casa de un amigo, un supuesto agente de la resistencia holandesa le ofrece ayudarla a salir del país, pero le dice que lleve dinero. Ella acude al abogado y apoderado de su familia para pedirle dinero, el cual obtiene.
Rachel no es la única judía que trata de salir de Holanda, así que con un grupo de judíos es conducida hasta un bote que navega por los pantanos, pero no por mucho tiempo: de pronto aparece una patrulla nazi y los ametralla. Rachel logra lanzarse al agua y sobrevive. Luego se une a la resistencia holandesa y le encomiendan la misión de seducir al comandante nazi Ludwig Muntze, líder de la ocupación, lo cual logra con creces a tal grado que terminan realmente enamorados.
Luego de muchas peripecias, Rachel se da cuenta de que fue víctima de una bien planificada organización dedicada a robar y matar a judíos ricos con el pretexto de ayudarlos a salir del país.
Lo que no sabe es que están involucrados en la organización varios supuestos agentes de la resistencia, su abogado familiar y un oficial nazi. Todo eso lo descubrirá luego del fracaso de una operación de rescate del hijo capturado del líder de la resistencia, fracaso debido a la traición de su abogado y del jefe de la operación de rescate. Rachel es exhibida como traidora por los nazis y encarcelada.
Mientras tanto, Muntze tambiénes víctima de su propia acusación de traición por intentar negociar una tregua con los líderes de la resistencia, pues lo que quiere es evitar más muertes innecesarias. Dichas razones no son consideradas admisibles por parte de su general supervisor Kräutner y determina su ejecución por traición.
Una amiga de Rachel opera el escape tanto del comandante como de Rachel, cosa que éstos logran en el momento justo en que Alemania capitula y los holandeses celebran la llegada de los norteamericanos.
Con el afán de saldar cuentas pendientes Rachel, acompañada del fugitivo comandante Muntze, visita a su abogado con la clara sospecha de que él es el traidor. Es así como obtiene un pequeño libro negro donde el abogado registraba todas sus notas en las que daba cuenta de nombres y fortunas de sus clientes judíos, los cuales daba a conocer al oficial nazi (el mismo que acusa de traición al comandante), al “agente” de la resistencia que “ayudaba” a escapar a los judíos y al médico que los atendía. Entre los cuatro sostenían el sistema de robo y asesinatos.
La visión de Verhoeven es que en un conflicto de esas dimensiones, no puede haber o considerarse la existencia de bandos buenos o malos, en ambos bandos hay de todo, hubo tanto gente decente como personas infames entre los judíos, los nazis, entre los norteamericanos y todos los grupos involucrados. También es cierto que moral y socialmente todos los contrincantes perdieron, pero sí hubo grandes ganadores, al menos económicamente: las compañías productoras de armamento e insumos para la guerra.
Al llegar los norteamericanos a Holanda no regresa necesariamente el orden, e incluso permiten la colaboración de agentes nazis, como la del general Kräutner que, tras ser recapturado el comandante Muntze, insiste en hacer válida su sentencia de ejecución, ante la pasividad y complacencia de los oficiales americanos, cuando su crimen consistió en acordar una tregua con el “enemigo”.
Rachel, al final de la película logra rescatar joyas y dinero robados y con eso funda un kibbut en Israel, el cual se haya en constante alerta contra los ataques de árabes o palestinos. Esto nunca acabará, parece expresar Rachel.
Leones por corderos
Robert Redford es un actor y director emblemático de la industria del cine independiente en los Estados Unidos. Fundador del Sundance Festival, Redford presenta en Leones por Corderos (07) tres escenarios donde transcurre la película como un buen ejercicio autocrítico:
1. El senador Jasper Irving (Tom Cruise) se encuentra en su oficina con la periodista Janine Roth (Meryl Streep) y le anuncia en exclusiva el inicio de una operación militar que hará lo que tenga que hacer para que según él, se obtenga el triunfo norteamericano en Afganistán. Ambos se enfrascan en un debate en el que el senador invita a reconocer los errores tanto del gobierno como de la prensa ante la guerra contra “el terror”, que señala Roth le ha llevado a su gobierno más tiempo que el que estuvieron en la Segunda Guerra Mundial.
Irving nunca señala en qué consistieron los errores del gobierno, sólo reconoce que han incurrido en ellos, pero deja ver que los errores anteriores se cometieron por la ambición política –que él mismo rezuma, aún cuando afirma que no se lanzará a la candidatura para presidente- de alcanzar el poder por el poder mismo.
Roth reflexiona el papel de la prensa y reconoce –ya con su editor- que la prensa se ha plegado a los boletines que el gobierno y sus agencias les envían, pero sobre todo a que se han olvidado de ofrecer noticias con carácter crítico y han dado prioridad a metas mercadológicas expresadas en los raitings.
La exclusiva que le ofrece el senador es en realidad la petición de que ella sea el canal propagandístico de su operación militar mediante el cual esperan vender la idea de la victoria, al precio que sea, y con ello la aceptación de la opinión pública.
2. El profesor universitario Stephen Malley (Redford) entrevista en su oficina a Todd, (Andrew Garfield) en otro tiempo alumno activo y participativo, pero decepcionado ante la aparente impotencia contra el mainstream democrático y la real politik de su país ante los problemas sociales internos y su desaforada lucha contra gobiernos asiáticos.
Malley conversa con su alumno para intentar persuadirlo de que, ante la decepcionante realidad política, lo que importa es realmente hacer algo, o intentarlo al menos, respecto de esos problemas creados por los líderes, pero que carecen de responsabilidad social.
Dos alumnos del profesor Malley, Ernest (Michael Peña) de padres mexicanos y Arlan (Derek Luke), afroamericano, luego de examinar la situación social de la juventud en los Estados Unidos en una clase, con datos estadísticos que muestran la enorme ignorancia –o indiferencia- que prevalece en ese sector de la población, exponen que lo que le falta a dicha juventud es compromiso, y para no ser tachados de hipócritas, muestran sus boletas de reclutamiento voluntario al ejército.
3. En medio de aparatos de rastreo y localización global, en un lugar de Afganistán se realiza el operativo anunciado por el senador Irving. El desarrollo del operativo, con un pequeño grupo de soldados que son transportados en helicóptero, cuyo objetivo es alcanzar la cima de una montaña nevada e instalar un puesto de vigilancia, ha sido ampliamente planeado, pero en la ejecución hay elementos que no se habían previsto.
Los soldados, entre los cuales se encuentran Ernest y Arlan, los alumnos de Malley, son ametrallados en pleno vuelo aparentemente con armas que creían abandonadas y obsoletas. Hay varios heridos y Ernest cae del helicóptero. Solidario con su amigo hasta el heroísmo, Arlan se lanza tras su amigo y ambos quedan a merced del enemigo. De inmediato se implementan operativos de rescate, los cuales tardarán eternidades en llevar el auxilio a los soldados caídos. Su muerte es inevitable.
El título de la película, explica Malley, hace referencia a la admiración que los alemanes sentían por la fiereza de los soldados ingleses en la Primera Guerra Mundial, que a juicio de los alemanes eran como leones comandados por líderes corderos, en una metáfora que indica que los soldados eran valientes y fieros y sus generales cobardes y timoratos. El caso de Ernest y Arlan, en un operativo diseñado por Irving ejemplifica tal metáfora.
La película también pudo llamarse “Secretos y Mentiras”, como el título de uno de los libros de Noam Chomsky, quien hablando del papel de la prensa en la cobertura de los conflictos bélicos ha señalado que los periódicos sí publican noticias importantes pero en espacios muy pequeños y en páginas interiores, notas a las que muy pocos hacen caso, dejando las portadas para noticias menos alarmantes.
Se trata de tres películas excelentes para la reflexión crítica, que evidentemente no se agota con las breves notas aquí expuestas, pero que el espectador podrá realizar y además ver buen cine con contenido.