Friday, October 12, 2007

Catacumbas

¡Broma de pesadilla!
Ricardo Martínez García


Victoria vive los momentos más espantosos de su vida al visitar a su hermana Carolyn, que estudia en París. En su primera noche en la capital francesa, Carolyn la lleva a una fiesta la cual, según ella, le cambiará la vida.

El reventón se realiza en algún lugar del subsuelo de la ciudad, la que se dice fue edificada sobre los restos de cientos de cementerios. Pero la fiesta no es, de ninguna manera, algo que pudiera divertir a Victoria.


David Elliot, conocido por su trabajo como guionista en The Watchers (00) y Four Brothers (05), entrega en Catacumbas (06), su segundo trabajo (el primero fue Nothing Sacred, hace ya una década) como director, una cinta que oscila entre el thriller sicológico y la clásica cinta de terror.


A pesar de que el guión es un trabajo conjunto con Tomm Coker, la trama no logra cuajar ni del lado sicológico ni del terrorífico, y tiene el defecto de explotar al máximo las situaciones absurdas en las que incurre la protagonista.


Víctima de una fuerte farmacodependencia, Victoria (Shannyn Sossamon) tiene una tendencia a la tranquilidad y la pasividad. Si de ella dependiera, se quedaría a dormir en lugar de irse al antro. A pesar de eso, Carolyn (Alecia Moore) insiste y la arrastra con ella hasta un lugar bajo las calles, oscuro, lleno de pequeños y laberínticos túneles, cuyas paredes están atiborradas de cráneos y huesos humanos.


Los organizadores de esos eventos son dos amigos de su hermana, Jean Michel (Mihai Stanescu) y Hugo (Cabral). Jean Michel señala, como anfitrión de la fiesta, que lo especial de ésta consiste en hacer sentir a cada uno la inminencia de su muerte, lo que, en el mejor de los casos, podría hacer que vivan mejor sus vidas.


A todas luces ella está en la fiesta como pez fuera del agua, soportando primero un ambiente típico de música bailable a gran volumen, y después escuchando historias macabras de Jean Michel, sobre cómo se habrían formado algunas sectas satánicas y la artificial producción de un anticristo.


Es entonces cuando comienza la pesadilla para Victoria: se asusta con las historias de Jean Michel y sale corriendo hacia ninguna parte; su hermana la persigue tan solo para caer fulminada de un aparente hachazo en el cuello; Victoria naturalmente termina por extraviarse en los oscuros túneles.


La protagonista de esta cinta (que difícilmente ganará algún premio a la mejor actuación, gracias en parte al trabajo de dirección) demuestra lo inútil –y desesperante para el espectador- de los gritos y peticiones de que la dejen en paz en un lugar así.


Victoria muestra también que el brutal instinto de supervivencia está presente aún en una frágil y delicada mujer como ella, pues en su extravío se encuentra con otro perdido, abandonado también en los túneles, al que también ella abandona, herido, arrebatándole un mapa que no sabe usar, en su afán por salir de tan lúgubre lugar.


Algunos detalles de la película de tan absurdos resultan exasperantes. Por ejemplo, rogarle e implorarle a una lámpara que no se apague cuando se ha quedado sin batería, o gritar interminablemente –como si estuviera en la montaña rusa- cuando el hombre cabeza de chivo la persigue y pedirle que “la deje en paz”, son cosas que resultan tan estériles como patéticas y enojosas.


Otro detalle lo ofrece la protagonista, que no aprovecha la incursión de unos policías para salir y ponerse a salvo. Incomprensiblemente se desmaya o algo le ocurre y cuando despierta se da cuenta de que está sola y abandonada.

Luego de mil peripecias, Victoria es hallada por su propia hermana, que no estaba muerta, y por los amigos de ésta. Le explican que todo lo ocurrido era una broma y que luego de que ella saliera corriendo y se perdiera en la oscuridad, ellos habían intentado encontrarla, pero que la llegada de la policía lo había impedido.


La reacción de Victoria es –ésta sí- comprensible ante la magnitud del “chascarrillo”.


A la luz de la revelación de que las experiencias terroríficas de Victoria fueron producto de una broma, el espectador puede pensar con toda naturalidad que la película es también una tomada de pelo por parte de los realizadores. Broma pesada y de mal gusto.


Catacumbas es una película sólo para los amantes del género, que están dispuestos a realizar las mil y una concesiones que hay que hacer ante la falta de sentido común que Victoria exhibe.

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