Ni tan malos |
En
busca del guión perdido
Ricardo
Martínez García
Aunque
el título de la nueva cinta de David Ayer, Escuadrón Suicida
(Suicide Squad, 16) alude a un grupo de personas, son los personajes
de Deadshot y Harley Quinn quienes protagonizan en realidad esta
cinta de antihéroes que, por ser tan malvados, son usados para
combatir a una entidad, supuestamente terrorista, pero más bien una
poco creíble criatura sobrenatural aún más malvada que ellos.
El
enemigo ya no es el terrorismo, ahora es una bruja de estilo náhuatl
liberada por accidente, como si fuera el genio de la lámpara, pero
sin conceder ningún deseo, y que desea destruir a todo el mundo.
Si
bien el disfrute de una cinta de ficción y de acción estriba en
jugar el juego de la imaginación, haciendo algunas pequeñas
concesiones a la coherencia, en esta película solo se halla el
disfrute en la corroboración de que son los clichés y el uso de
ciertas probadas fórmulas (como el del grupo que se forma para
derrotar al enemigo, las peculiaridades de los integrantes del grupo,
el sacrificio individual en aras del amor, etc.) los que guían a una
historia disparatada, que explota y apuesta, en lo que le toca, por
el atractivo visual perverso del personaje interpretado por Margot
Robbie.
Will
Smith cumple como héroe de acción, pero al actuar como el
inescrupuloso asesino a sueldo Deadshot, que quiere ser también un
buen padre de familia preocupado, cae en un aparentemente irresoluble
dilema moral (y que es el dilema de toda la cinta: ser buenos siendo
muy malos), pero que además de ello es aceptado por su hija tal como
es de malvado (“papi, sé que haces cosas malas, pero aún así te
amo”).
En
medio de una excelente banda sonora con algunos de los mejores
clásicos de grupos roqueros como los Rolling Stones, Black Sabbath,
AC/DC, Credence Clearwater Revival, Eminem y The White Sripes, entre
otros, se presentan a los integrantes del escuadrón suicida que la
todo poderosa Amanda Waller (Viola Davis) conforma, con autorización
del presidente, para combatir a los malos de Ciudad Gótica y otros
enemigos de la Gran Nación, una vez que Supermán ha dejado de
volar, para dar seguimiento a la película Batman contra Supermán,
El Origen de la Justicia.
En
el universo de personajes creados por DC Comics, seguramente hay
algunos que son novedad para la mayoría de los espectadores, y la
cinta los presenta tan rápidamente que resultan confusos y
desdibujados. El antihéroe más detestable es el inspirado en un
pandillero latino, que en su furia desata los poderes que posee. El
Guasón, personaje que interpreta Jared Leto queda algo lejos de la
tenebrosidad que en su momento le puso el desaparecido Heater Ledger,
y por su parte Harley Quinn, que se supone está loca, su mayor
chifladura es enamorarse del Guasón y fantasear con tener una vida
normal con él.
La
cinta resulta divertida solo en escasos momentos, y es predecible en
su mayor parte. Lo mejor es la banda sonora sin duda, además de la
escenografía, pero la historia, el guión, falla al reunir a estos malosos para
combatir a entes sobrenaturales, a los cuales pretenden destruir con
métodos convencionales de una guerra de guerrillas. El entretenimiento por el puro
entretenimiento no es divertido.